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¿Las vacunas contra COVID-19 causan la culebrilla?

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R: ¡No! Las vacunas contra el COVID-19 no le han dado la culebrilla a nadie.

La culebrilla (llamada “shingles” en inglés) es causada por el virus que causa la varicela, llamado varicela o herpes zóster. Se puede esconder en el cuerpo por mucho tiempo después de tener la varicela y reactivarse más tarde y causa un sarpullido conocido como culebrilla.

❓ ¿Qué es la culebrilla?

La culebrilla, también conocida como zóster o varicela zóster o herpes zóster, es un sarpullido doloroso con ampollas que suele aparecer en un lado de la cara o del cuerpo. El dolor ardiente, la picazón o el hormigueo pueden comenzar unos días antes de que aparezca el sarpullido. Las ampollas forman costra en aproximadamente 1 semana y, por lo general, desaparecen en 2 a 4 semanas. Unas personas desafortunadas experimentan dolor después que desaparece el sarpullido, esto se llama neuralgia postherpética.

La culebrilla es causada por el mismo virus que causa la varicela, varicela zóster. Si alguien tuvo varicela, el virus puede permanecer en los nervios del cuerpo y reactivarse más tarde. La culebrilla es MUY común; alrededor de 1 de cada 3 personas en los EE.UU. desarrollará culebrilla en su vida. Debido a que comenzamos a vacunar a los niños contra la varicela en 1995, esperamos que las tasas de culebrilla bajen mucho en el futuro.

❓ Entonces, ¿por qué hay gente preocupada por la vacuna contra COVID-19 y la culebrilla?

Un pequeño estudio fue publicado en la revista Rheumatology por investigadores en Israel. Se reportaron 6 casos de culebrilla después de recibir la vacuna en un grupo de 491 personas con enfermedad reumatológica inflamatoria autoinmune (enfermedades como la artritis reumatoide o la enfermedad de Sjogren). También observaron a 99 personas en un grupo de control, estas personas no tenían una enfermedad reumatológica inflamatoria autoinmune, y estas personas no desarrollaron un brote culebrilla. Hay algunas cosas críticas en las que pensar al mirar este estudio. No fue diseñado para determinar si había alguna relación causal entre la vacunación y los brotes de culebrilla. El grupo de control no fue un buen grupo de control. Una mejor comparación sería la de personas con afecciones similares que no recibieron la vacuna. Y, lo que es más importante, las personas con enfermedades reumatológicas ya tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar culebrilla. Las personas que tienen el sistema inmunológico debilitado o que toman medicamentos que inhiben el sistema inmunológico (como estas personas) tienen muchas más probabilidades de desarrollar culebrilla. Por último, las tasas de desarrollo de culebrilla no parecen ser más altas que las tasas iniciales esperadas para las personas con afecciones reumatológicas (lo que sucede en el mundo incluso sin la vacuna).

Los brotes de culebrilla también pueden ocurrir en tiempos de estrés (es decir, en tiempo de pandemia o al recibir una vacuna). Las enfermedades graves, diabetes, el aumento de la edad y alteración del sueño también se han relacionado con los brotes de culebrilla. No hay NADA en las vacunas contra COVID-19 que pueda pasar el virus que causa culebrilla a alguien.

❓ ¿Cómo puedo prevenir la culebrilla?

La culebrilla es terrible. Pero, ¡tenemos buenas noticias! Existen unas vacunas para prevenir la culebrilla. Shingrix (una vacuna comúnmente usada) tiene aproximadamente un 90% de efectividad para prevenir la culebrilla. En los EE.UU., la vacunación contra la culebrilla se recomienda para los adultos mayores de 50 años. Pregúntele a su médico sobre la vacuna contra la culebrilla.

Si usted tuvo la mala suerte de desarrollar culebrilla, hay tratamientos disponibles. Estos incluyen medicamentos antivirales (como aciclovir) y medicamentos para el dolor. A veces, la enfermedad puede ser grave y requerir hospitalización o tratamiento especializado, pero la mayoría de las veces el sarpullido mejora en unas pocas semanas.

Con mucho cariño,

Las Nerdy Girls

Enlaces adicionales:

Información general sobre la culebrilla de los CDC

El estudio publicado en Rheumatology (en inglés)

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